¿Airbnb en la mira? El decreto que puede cambiar el juego del alojamiento turístico en Colombia (y por qué debes reaccionar ya)

Si tienes un hotel, una casa campestre en Airbnb, una agencia de viajes o un operador de experiencias, hay una conversación silenciosa en Bogotá que te toca directamente… aunque aún no haya llegado a los noticieros de mediodía.

El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo publicó un proyecto de decreto para modificar las reglas del Registro Nacional de Turismo (RNT) y, en concreto, para definir mejor las obligaciones de quienes ofrecen alojamiento a través de plataformas electrónicas o digitales. Es decir: el Gobierno está ajustando el marco de juego para hoteles, hostales, glampings, apartahoteles, viviendas turísticas y también para quienes se mueven en Airbnb, Booking, Expedia y otras plataformas digitales. (Fuente: Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, abrir en nueva pestaña)

¿Qué está pasando exactamente?

En la página oficial del MinCIT se encuentra publicado el Proyecto de Decreto que sustituye parcialmente el Título 4 de la Parte 2 del Libro 2 del Decreto 1074 de 2015, en lo relacionado con el Registro Nacional de Turismo y las obligaciones de los operadores de plataformas digitales de servicios turísticos. El documento está abierto a comentarios del sector hasta mediados de diciembre de 2025, y hace parte de una estrategia más amplia del Gobierno para “fortalecer el RNT”. (Fuente: MinCIT, abrir en nueva pestaña)

Al mismo tiempo, el propio Ministerio ha salido a aclarar algo clave: no se trata de prohibir ni de “acabar” con plataformas como Airbnb, sino de garantizar que todos los que ofrecen alojamiento cumplan reglas claras de formalidad, transparencia y responsabilidad, independientemente del canal que usen.

Traducido al lenguaje del día a día: si antes el RNT era, para muchos anfitriones y pequeños propietarios, un trámite medio lejano que “solo hacían los hoteles”, ahora el mensaje es otro: si ganas dinero con alojamiento turístico en Colombia, el Estado espera verte dentro del sistema, con registro al día y obligaciones claras.

¿Por qué esto es la noticia de turismo del día para tu negocio?

Porque toca el corazón del modelo de alojamiento turístico en Colombia, justo cuando el sector está cerrando un año histórico en llegadas de viajeros y movimiento de pasajeros. El Ministerio de Comercio adelantó que 2025 cerraría con más de 21,7 millones de movimientos migratorios y un crecimiento superior al 6 % frente a 2024, mientras el gasto diario de los turistas internacionales sigue empujando la economía en Bogotá, Antioquia y Bolívar. (Fuente: MinCIT, abrir en nueva pestaña)

Es decir, el pastel creció… y ahora viene la discusión sobre cómo se reparte y bajo qué reglas juega cada uno.

Mientras tanto, el debate público sobre el papel de Airbnb en Colombia ya venía caldeado. Medios nacionales reportaron en días recientes las reacciones de hoteles y agencias de viajes frente a la posibilidad de restricciones más fuertes a la plataforma: muchos gremios la consideran una “herramienta necesaria”, pero piden igualdad de condiciones en regulación, impuestos y requisitos de operación. (Fuente: Infobae, abrir en nueva pestaña)

El nuevo proyecto de decreto entra justo en medio de ese pulso.

¿A quién afecta (o beneficia) este cambio?

1. Hoteles, hostales y operadores formales

Para el hotel que lleva años cumpliendo con RNT, normas de seguridad, impuestos y para el operador que ya está totalmente formalizado, esta noticia puede sentirse como un ajuste esperado:

Si las reglas se aplican de manera equilibrada, se reduce la competencia desleal de alojamientos informales que venden más barato porque no asumen las mismas cargas.
Un RNT más robusto puede mejorar la información pública, dar más confianza al viajero y ayudar a posicionar mejor los establecimientos serios.

El reto, sin embargo, es que cualquier cambio normativo también suele traer más trámites, más reportes y más requerimientos de información. Si tu operación no está digitalizada, cada “pequeño ajuste” se convierte en un dolor de cabeza administrativo.

2. Anfitriones de Airbnb, Booking y viviendas turísticas

Si tienes uno o varios inmuebles que alquilas por días, la lectura es distinta: el margen para seguir “por fuera del radar” se achica.

Lo que se está discutiendo es, en el fondo, que:

Los propietarios que ofrezcan alojamiento turístico deban estar inscritos en el RNT.
Las plataformas digitales tengan obligaciones claras frente a la verificación de ese registro y al suministro de información.
Los gobiernos locales tengan mejores herramientas para ordenar el uso turístico de la vivienda y gestionar conflictos con vecinos, uso del suelo, ruido, etc.

Para el pequeño anfitrión esto puede sonar a más papeles y posibles costos, pero también significa entrar a la cancha formal, con acceso más fácil a banca, alianzas con agencias, visibilidad en estrategias oficiales de destino y, en general, menos incertidumbre jurídica.

3. Agencias de viajes y operadores de experiencias

Las agencias que arman paquetes con alojamiento, experiencias y transporte tienen aquí una alerta y una oportunidad:

Alerta, porque deberán asegurarse de que cada proveedor de alojamiento que integran en su oferta cumpla con el RNT y con las nuevas reglas.
Oportunidad, porque el fortalecimiento de la formalidad abre la puerta a productos más confiables, asegurables y financiables. Los bancos y aseguradoras miran con mejores ojos un ecosistema donde la información está centralizada y es verificable.

Lo que esta señal envía al sector (más allá del decreto)

Cuando uno junta las piezas —récord de llegadas de turistas extranjeros, proyecciones de divisas históricas para 2025 y un gobierno que habla de “fortalecer el RNT con diálogo y participación”— aparece un mensaje de fondo: el turismo dejó de ser un sector periférico y está entrando de lleno en la cancha grande de la economía formal. (Fuente: El Espectador, abrir en nueva pestaña)

Eso tiene dos caras:

Más controles, más trazabilidad y más exigencias a todos los jugadores.
Más oportunidades de financiación, inversión, promoción y articulación para quienes se alineen con las nuevas reglas.

El RNT, que durante años muchos vieron solo como “ese número que toca renovar”, empieza a convertirse en un pivote de política pública: por allí pasa la información sobre quién presta servicios, en dónde, con qué capacidad, y cómo puede el Estado (y los destinos) planear mejor.

¿Qué deberías estar haciendo hoy como dueño de negocio turístico?

1. Revisar tu propia casa (literalmente)

Verifica que todos tus establecimientos de alojamiento estén correctamente inscritos y actualizados en el RNT.
Si manejas varias sedes, apartamentos o casas, asegúrate de tener inventario claro de cada una, con sus datos básicos, capacidad y estado de la documentación.
Si ofreces alojamiento y aún no estás en el RNT, este es el momento de informarte y planear tu ingreso a la formalidad, antes de que la nueva norma esté vigente.

2. Hablar con tus aliados (y con tu contador)

Si trabajas con plataformas digitales, monitorea los comunicados que estas publiquen sobre el tema y revisa los nuevos términos que puedan aparecer.
Conversa con tu contador o asesor legal sobre los posibles cambios que implicaría una normatividad más estricta en materia de impuestos, reportes y facturación.
Si eres parte de un gremio (Cotelco, Anato, asociaciones de anfitriones, etc.), participa en la discusión: el decreto está justamente en fase de comentarios.

3. Ordenar tus datos desde ya

Lo que viene, más allá de una u otra redacción de artículos, es un entorno donde el Estado, las plataformas y los turistas esperan información clara y consistente de tu negocio: cupos, tarifas, ocupación, tipo de servicio, certificaciones, prácticas de sostenibilidad.

Si hoy esa información está regada entre hojas de cálculo, correos y libretas, cualquier nuevo requerimiento normativo se sentirá como una carga imposible. Si la tienes centralizada, será solo una nueva casilla que alimentar.

La oportunidad detrás de la regulación: profesionalizarse (de verdad)

Puede sonar contraintuitivo, pero muchos de los negocios turísticos que mejor han navegado los últimos años —pandemia, recuperación, inflación, alzas en combustible, cambios en conectividad aérea— han sido justamente los que más rápido se profesionalizaron: formalidad al día, datos ordenados y decisiones basadas en información, no en corazonadas.

El posible ajuste al RNT y a las plataformas de alojamiento es un nuevo recordatorio de que el turismo colombiano ya no es solo “temporada alta y temporada baja”. Es un sector que mueve miles de millones de dólares al año, y al que se le empieza a pedir el mismo nivel de rigor que a cualquier otra industria grande.

Para un pequeño hotel o un anfitrión con tres apartamentos, esto puede dar miedo… o puede ser la excusa perfecta para dar un salto de calidad: ordenar su portafolio, replantear tarifas, diversificar canales, cuidar más la reputación y usar la tecnología para no ahogarse en trámites.

Y aquí entra la tecnología (sin promesas mágicas)

Frente a cambios como este, el mayor riesgo para una empresa turística no suele ser la norma en sí, sino la desorganización interna al tratar de cumplirla: reportes que se entregan tarde, información inconsistente entre sistemas, inventarios de habitaciones que no cuadran, o datos que no están listos cuando los pide la autoridad o una plataforma.

Por eso, soluciones de gestión apoyadas en inteligencia artificial empiezan a jugar un rol silencioso pero clave: centralizan la operación, ayudan a mantener registros actualizados, automatizan tareas repetitivas y generan alertas cuando algo se sale de los parámetros. Una solución como Traviux… puede servir justo para eso: que el dueño del hotel, del hostal o de las viviendas turísticas no viva apagando incendios administrativos, sino que tenga una vista clara y en tiempo real de su negocio para adaptarse con agilidad a cualquier nueva regulación que llegue.